domingo, 16 de septiembre de 2012



Posted: 21 Aug 2012 12:29 PM PDT
Referencia: Max-Planck-Gesellschaft.de, 20 de agosto 2012

La espiritualidad ya no es lo que era, eso seguro, según declara el antropólogo Peter van der Veer. Desde su trabajo en el Instituto Max Planck, en el Estudio de la diversidad religiosa y étnica, en Göttingen, ha examinado la importancia de lo espiritual y su proceso de transformación en las sociedades modernas utilizando el ejemplo de China y la India. Ha descubierto que las contradicciones en el concepto de espiritualidad no han supuesto de ningún modo un obstáculo en su propagación internacional. Sin embargo, muchas de las tendencias modernas están en contradicción con la idea original de la espiritualidad.

Recientemente, varios miles de personas se reunieron en Times Square, en el solsticio de verano para saludar al sol, esto dejaba muy claro hasta qué punto el yoga se ha ido convirtiendo en un movimiento de masas occidental. Pero Peter van der Veer, duda sobre si este tipo de eventos, tienen en realidad algo que ver con las ideas originales de la espiritualidad: "Los elementos críticos, como aquellos que se encuentran en las ideas espirituales de comienzos del siglo XX, han desaparecido."

Para Peter van der Veer, la espiritualidad, junto con otras ideas seculares de nación, igualdad, clase media, democracia y justicia, forma parte de los elementos centrales de la historia de la modernidad, que fueron dirigidas contra el sistema social tradicional y los conceptos morales. "Lo espiritual y lo secular se levantaron al mismo tiempo en el siglo XIX, como dos alternativas relacionadas frente a la religión institucionalizada en la era moderna euro-americana", esta es una de las teorías básicas del investigador Holland-Born. Con esto, él también rechaza la opinión generalizada de que la cuna de la espiritualidad se halla en la India, en el reino de los mitos modernos. "No hay tan siquiera una palabra en sánscrito para la espiritualidad", añade.

Tampoco había ninguna mención a ella en el hinduismo, el taoísmo o el confucianismo de Asia, previo al encuentro con el imperialismo occidental. Sólo se cambió a un "ismo", como resultado de la interacción intelectual con Occidente. Van der Veer está convencido de que el intercambio de este florecimiento espiritual entre Oriente y Occidente es el elemento clave en el desarrollo de la modernidad en general, y de la espiritualidad en particular. "Para mí, forma parte de un proceso que yo llamo historia interaccional", explica el director del Instituto Max Planck, en Göttingen.

De hecho, el intercambio de las nuevas ideas revolucionarias no se limita sólo a la comunicación entre USA y Europa. En la búsqueda de alternativas a las religiones institucionalizadas, los intelectuales occidentales, artistas y otros pensadores sociales progresistas, en una primera etapa, centraron su atención en las tradiciones de Oriente. La lista de aquellos mencionados en sus obras o cartas a los pensadores progresistas de la India se leen como un quién es quién en el mundo intelectual europeo, desde Voltaire, Herder, Humboldt, Schlegel y Novalis, hasta Schopenhauer y Goethe, éste último, entre otras cosas, incorporó técnicas especiales de teatro sánscrito en su Fausto.

Las ideas venían de la India como del centro de espiritualidad y misticismo, y una cuna de las antiguas tradiciones filosóficas que podían llenar los vacíos que para muchos habían surgido desde la Ilustración. "Estos, a su vez, también dieron lugar a un terreno fértil en la misma India", explica el investigador acerca de la dinámica de reciprocidad de las corrientes de pensamiento. Los movimientos religiosos, principalmentte en la India, adoptaron el discurso occidental sobre la espiritualidad oriental. Pronto, los matices políticos también entraron en la discusión. "Muchos destacaban que los hindúes son los verdaderos indios, cuya civilización estaba amenazada por el deterioro de la dominación musulmana", dice el antropólogo de Göttingen, describiendo el creciente sentimiento nacional que se había convertido en parte del debate. Otros consideraban a Occidente y, en particular, el poder colonial británico, como peligros para la cultura hindú y la civilización, y se volvió hacia la espiritualidad para recuperar o salvaguardar su propia identidad.

Tal como se muestra la espiritualidad en diferentes conceptos, combinada en una serie de contradicciones y contrastes. Bajo este enfoque, la espiritualidad aparece como un pensamiento universal que, al mismo tiempo, puede estar vinculado a conceptos nacionales. Como ejemplo de esto, van der Veer cita al líder del movimiento independentista de la India, Mahatma Gandhi. De acuerdo con Gandhi, "nadie que haya nacido en una cierta tradición y civilización debe ser evangelizado o convertido". En vez de eso, cada persona debe buscar la verdad en sus propias tradiciones. En este sentido, Gandhi argumentaba a favor de una nación espiritual que superase las diferencias religiosas internacionales. "En vista del hecho de que las tensiones entre musulmanes e hindúes son parte de los problemas más fuertes que enfrenta el subcontinente indio, la idea de una espiritualidad universal que omniabarcante, es de una importancia política excepcional", señala van der Veer.

La interpretación de Gandhi de la espiritualidad también resulta interesante por otro aspecto, ya que sus características básicas se pueden aplicar a un concepto global. Una vez bien considerada la idea de que la espiritualidad no es de ninguna manera lo opuesto a la secularidad. "La espiritualidad de Gandhi estaba muy vinculada con él, cuando argumentó que todas las religiones deben ser tratadas por igual, y que el Estado debe tener una actitud neutral hacia ellas". Estos principios espirituales se siguen aplicando en la India y demuestran una continuidad entre la situación colonial y la post-colonial. "Esto podría ser llamado laicismo indio", opina van der Veer.

Tampoco señala una simple oposición entre espiritualidad y materialismo. "De hecho, a menudo uno implica al otro", observa el investigador, según se desarrolla en China y la India. Sólo como resultado de la liberalización de la economía bajo la influencia del capitalismo global, las ideas tradicionales y prácticas espirituales como el tai chi, el feng shui y el qi gong vuelven a ser socialmente aceptables en China, un país que reemplazó el confucianismo por un laicismo agresivo que atacó vigorosamente las religiones, templos y sacerdotes. Esta vinculación de la espiritualidad y el materialismo como consecuencia de la globalización económica también puede ser visto en la India. En el caso de la India, el impulso provino de la clase media bien educada, que en los años de 1970 y 1980, se habían ido a buscar trabajo en EE.UU. en las profesiones médicas y técnicas. "Allí se encontraron con el marketing agresivo de la espiritualidad india, que se ofrecía en un mercado para la salud, el deporte o el entrenamiento de gestión", explica van der Veer. No pasó mucho tiempo antes de que esta práctica también se importara a la India.

El investigador en Göttingen considera tal vez la parte más interesante de la relación con el capitalismo neoliberal, donde en las prácticas empresariales globales la espiritualidad es un medio para aumentar las posibilidades de éxito. Por cierto, el aislamiento de China entre 1950 y 1980, retrasó la introducción de la espiritualidad china en el mercado mundial, pero, entre tanto, ha tenido buena continuidad el éxito mundial del yoga, junto con el tai chi, qi gong y el feng shui.

Evidentemente, las técnicas de meditación y las experiencias espirituales encajan muy bien con el estilo de vida y clima cultural de una época moderna en su camino hacia la auto-optimización del mercado y la economía. Los estilos experimentales de una vida espiritual ofrecen una alternativa a las muchas vidas vacías tanto seculares como religiosas. "Mirándolo desde afuera, se permite a la gente dentro de disciplinantes instituciones que persigan las metas de su carrera y de su vida sin una tensión indebida o la depresión", apunta van der Veer. En lugar de hacer frente a los desafíos de su propia vida, ellos se manejan confortablemente con su experiencia espiritual, producida de muy distintas formas.

Sin embargo, si el yoga, el tai chi o el qi gong, hoy sirven como productos de la industria del bienestar de una cultura del cuerpo, que puede aumentar la eficiencia de una disciplinada y bien equilibrada fuerza de trabajo en la sociedad capitalista, el movimiento orientado de sus inicios contra las iglesias establecidas o contra el colonialismo o el capitalismo, roza el absurdo.

BF/HR

- Imagen: Geste reuniéndose en Times Square de New York para saludar el sol del  solsticio de verano. © Corbis.
Citas: Prof. Dr. Peter van der Veer, Max Planck Institute for the Study of Religious and Ethnic Diversity, Göttingen
Dr. Norbert Winnige, Max Planck Institute for the Study of Religious and Ethnic Diversity, Göttingen
 
Fuente  Pedro Donaire Bitnavegantes

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