lunes, 10 de junio de 2013

Posted: 09 Jun 2013 12:52 AM PDT
Autor: Pedro Donaire

Existe un gran error que recorre históricamente todo el pensamiento desde la antigüedad hasta nuestros días, una forma de pensar o idear el mundo que nos rodea, y que de forma más o menos descarada, disfrazada de alta intelectualidad o engalanada con los mil y un aderezos intelectuales, exhibe desde sus cimientos una dañina y cruenta historia en su concepción del mundo.

Quien mejor ilustra este craso error es la filosofía de Platón. El platonismo podría definirse como todo mecanismo ideativo que piensa que las realidades lógicas o teoréticas y/o las psicológicas son superiores o tienen igual rango de realidad que la realidad en sí misma.

Dicha superioridad consiste en la atribución de verdad superior a las ideaciones o constructos mentales que pensamos sobre la realidad.

Un ejemplo que ha tenido y sigue aún presente entre nosotros es el marxismo. Karl Marx analizó la sociedad de su tiempo, lo que le permitió ver sectores o niveles económicos en determinadas franjas de poblaciónn, las llamó clases sociales y les otorgó ese rango de verdad superior. Es decir, lo que era un mero efecto lo convirtió en causa. A partir ahí construyó toda una estructura teorética basada en esta dicotomía colectiva que le llevó a deducir que incidiendo en esta clases (conciencia social) podría imponer y condicionar el cambio en toda la sociedad.

Dicho de otra manera, imponer a la realidad lo que uno piensa sobre ella. Las consecuencias ya la sabemos: conflicto y violencia.

La socialdemocracia, el modelo político predominante en el mundo de hoy, bebió del mismo origen, pero viendo las nefastas consecuencias sociales del marxismo pronto cambiaron hacia otros más variados mentores, los llamados posmodernistas, cuyos análisis, basados en la denominada teoría crítica, se centraron en determinados aspectos de la cultura. En su conjunto, su objetivo va dirigido a la relativización de las tradiciones y costumbres y de toda autoridad de conocimiento, y la consideración de la lingüística como moldeadora de la mentalidad popular.

Atribuyendo a estos análisis el valor de verdad superior, y confundiendo de nuevo el efecto con la causa, su pretensión es cambiar el mundo, la 'antropogénesis', o sea, imponer desde el Estado su racionalización de estos valores. Políticamente, la confluencia de estas fragmentadas líneas de pensamiento dan lugar al igualitarismo que es el dogma subyacente a la teoría del 'estado de bienestar'.

Otra vez el mismo error platónico, imponer a la realidad lo que uno piensa que debería ser. Las consecuencias son evidentes: persiguiendo la igualdad, se imponen más y más desigualdades sectoriales en un círculo vicioso sin fin. Relativizan la moral cristiana y las costumbres, en las que se basan los conservadores, sustituyéndolas por el igualitarismo y la inducción del relativismo moral. Esto produce que la tradición y la costumbre ya no sean generadas por las gentes, sino moldeadas por lo 'políticamente correcto' de la política gubernamental.

En otro ámbito de estudio, no hace mucho traduje un par de artículos de Stephen Smith, que titulé ¿Es el Universo tan grande y antiguo como creemos?, donde se expone cómo la astrofísica y la cosmología se ven afectadas por este mismo error. La teoría convencional del Big Bang y de la expansión del Universo se basan en unos datos no probados sobre el corrimiento al rojo; sin embargo, han levantado sobre ello toda un edificio teorético matemático que anteponen a la realidad observacional.

Parece que el ser humano está destinado a repetir sus errores mientras no se percate de ellos, y esto, por desgracia, es lo que está ocurriendo hasta nuestros días. El platonismo se va reinventando una y otra vez a lo largo de la historia. Confundir lo que existe con lo que nosotros queremos que sea, y de ahí, a imponérselo a la realidad. Mientras no nos hagamos conscientes de este tan sutil como grotesco error seguiremos tropezando con la misma piedra.


- Wikipedia: Teoría Crítica: la Escuela de Frankfurt: Theodor Adorno, Walter Benjamin, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, Oskar Negt o Hermann Schweppenhäuser, Erich Fromm, Albrecht Wellmer y Axel Honneth entre otros.
- Imagen 1) L'Age du papier ("La edad del papel"), ilustración de Felix Valloton, año 1898. En las calles de París todos leen periódicos de diversas tendencias, y uno de ellos, el famoso ejemplar de L'Aurore con el J'Accuse de Zola. Wikipedia.
- Imagen 2) Posmodernistas: Max Horkheimer (izquierda), Theodor Adorno (derecha) y Jürgen Habermas (fondo derecha) en 1965 en Heidelberg. Wikipedia.

Fuente: Pedro Donaire, Bitnavegantes.

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